El miércoles
27 de abril, los alumnos
de 1º de ESO visitaron
los yacimientos paleantropológicos de Atapuerca, declarados por la UNESCO patrimonio de la Humanidad
en el año 2000. En esta visita,
organizada por los departamentos de Geografía
e Historia y Biología, nuestros alumnos pudieron conocer el hábitat en el que se desarrolló la vida del primero de nuestros antepasados en Europa, el Homo antecessor.
Con una
antigüedad de 800.000 años, el chico de la Gran Dolina revelaba ya, en algunos de los rasgos de su rostro y aparato locomotor, el largo proceso
evolutivo de hominización iniciado por nuestros
antepasados y que culminará con la aparición de nuestra especie, el
Homo sapiens.
Asimismo, en
la Sima de los Huesos, pudieron descubrir la técnica en la talla de la piedra desarrollada por el Homo
heilderbengensis y cuyo exponente más emblemático será el bifaz de cuarcita roja denominado “Excalibur”. Esta
nueva especie que habitó la sierra
burgalesa hace unos 450.000 años, y cuyo ejemplar mejor conservado será el “cráneo nº 5”, popularmente conocido como “Miguelón”, mostraba ya empatía hacía sus congéneres al cuidar de los miembros del clan aquejados de
severas patologías, así como ciertas
creencias religiosas al
realizar sumarias prácticas mortuorias.
De gran
interés resultó la vista al CAREX, Centro de Arqueología experimental, donde todos ellos pudieron asistir a
demostraciones prácticas de los procesos de elaboración y uso de herramientas, tejidos y piezas de
cerámica, la construcción de cabañas y
la plasmación sobre los abrigos
rocosos de las primeras manifestaciones artísticas realizadas en el periodo
prehistórico. Pudieron comprobar
de primera mano las dificultades implícitas en la talla de
bifaces de sílex, la caza con propulsor o el proceso de encendido del
fuego.
En los
próximos años seguiremos hablando de Atapuerca como fuente inagotable de conocimiento de los orígenes de la especie
humana, al haberse localizado restos fósiles
de una nueva especie en el árbol genealógico Homo que presenta una mayor
antigüedad que la del antecesor y a
los que, a día de hoy, ni arquéologos ni paleoantropólogos han podido
dar nombre.