jueves, 4 de julio de 2013

Para Jose Manuel, de un amigo

En el momento de tu jubilación me encargan que te dirija unas palabras que saben que no emanarán de mis limitadas dotes dialécticas. Los que me conocen, mejor, los que nos conocen, saben que éstas sólo pueden fluir desde el más profundo de mis afectos.
Recuerdo que apareciste en mi vida cuando me incorporé como PNN al IES Sagasta, en al año 1972. Desde ese momento, nuestra amistad inició una rampa ascendente que ha culminado compartiendo los acontecimientos más significativos de nuestras vidas. No puedo olvidar en estos momentos las fiestas compartidas en Cervera cuando aun permanecíamos solteros, la lectura de la epístola en tu boda, los dolos de tu familia, tu paternidad, la boda de tu hijo….Yo nunca te pude echar en falta, siempre estuviste presente en todos los acontecimientos de mi ya prolongada existencia; en todos los momentos que lo requerían te sentí cercano, sonriente, entregado y con una capacidad receptiva generosa y gratificante.
Glosar tu trayectoria profesional alargaría en demasía esta breve intervención. A pesar de ello no puedo olvidar la brillantez de tu carrera; tu agregaduría, tu cátedra, tu doctorado, tus múltiples colaboraciones científicas y tus inmersiones literarias. Sin embargo, yo resaltaría tu tarea docente y esa entrega continua con tus alumnos, plasmada en cientos de horas de atención en el despacho de Distancia.
José Manuel, de la manera más breve y sencilla posible he pretendido decirte que siempre te llevaré en el corazón.

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