martes, 16 de junio de 2015

INTERCAMBIO ESCOLAR ENTRE EL IES SAGASTA DE LOGROÑO Y EL CHARLOTTE-PAULSEN DE HAMBURGO DURANTE EL CURSO 2014/15


La primera parte del intercambio nos llevó a Hamburgo. Tras pasar la noche viajando, primero en autobús y después en avión, llegamos por la mañana al aeropuerto alemán. Allí conocimos en persona a nuestros alemanes y sus familias. Pasamos el primer fin de semana conociéndonos mejor, cada uno por su lado, hasta que nos reunimos el lunes en el instituto y por fin asistimos a clases en alemán, uno de los aspectos que más curiosidad nos despertaba. Día tras día fuimos descubriendo cómo los alemanes aprendían química, geografía, economía o inglés. Además, por las tardes ....

solíamos salir juntos por algún interminable parque de la ciudad. Visitamos el puerto de Hamburgo, la cercana, y muy bonita, ciudad de Lübeck, y algunas atracciones propias de allí como el museo del mazapán, subimos a la torre de St Michael, y en general disfrutamos de los lugares más emblemáticos de la gran ciudad. Finalmente nos despedimos con lástima de nuestros amigos alemanes cuando llegó la hora de volver a Logroño, pero todos teníamos en mente que en pocos meses volveríamos a encontrarnos.
Y así fue, en marzo los recibimos frente a nuestro instituto, emocionados por la idea de volver a encontrarnos. Los días siguientes asistimos a clase mientras nuestros compañeros hacían turismo por Logroño. Viajamos a Bilbao y paseamos por sus monumentos más notables, al igual que en Pamplona; además, quedamos casi todas las tardes para ir de compras, una de sus actividades favoritas, o simplemente pasar un buen rato. Pese a la lluvia y el frío, pasamos unos días geniales y muy divertidos. El tiempo pasó volando y antes de que pudiéramos darnos cuenta llegó la hora de despedirse definitivamente. Al día siguiente del emotivo acto en el Sagasta, temprano, llegó el momento de los abrazos y los adioses, o quizás hasta prontos, al fin y al cabo creamos importantes lazos de amistad. Por último vimos su autobús alejarse, mientras las nubes desaparecían y el día se volvía soleado.
Fue una bonita experiencia, tanto para los que no habíamos hecho un intercambio jamás, como para los que ya lo habían hecho, que sirvió para conocer otra cultura, mejorar nuestro alemán, y sobre todo, para hacer nuevos amigos.

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